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PROPIEDAD:MUERTE DE UN CONCEPTO

    CÓMO LAS EMPRESAS ESTÁN MODIFICANDO EL CONCEPTO CONVENCIONAL DE LA PROPIEDAD Y LA CAPACIDAD DE SER DUEÑO DE LAS COSAS QUE COMPRAS

    El concepto de la «muerte de la propiedad» se refiere a una tendencia en la cual las empresas están limitando o eliminando la capacidad de los consumidores para poseer realmente los productos que compran.

    En décadas pasadas,

    Solíamos ser autosuficientes y reparábamos nuestros propios productos o acudíamos a las tiendas locales de confianza para arreglar cualquier cosa. Sin embargo, a medida que la tecnología avanza y más dispositivos dependen del software, los fabricantes han comenzado a ejercer un mayor control sobre sus productos y las reparaciones. Esto plantea interrogantes sobre la accesibilidad y la libertad de reparar lo que poseemos.

    Tradicionalmente, cuando comprabas algo, adquirías el derecho legal de poseerlo y usarlo como desearas. Sin embargo, en la era digital y con el crecimiento de los servicios basados en la nube, este concepto de propiedad está cambiando.

    Las principales formas de ausencia de propiedad

    Todo esto se está produciendo a través de la licencia de software y el acceso a contenido digital.

    El software moderno permite a los fabricantes atar a los usuarios para siempre. Eso significa que puedes pagar infinitamente por cosas que ya compraste.

    Apple

    Después del lanzamiento del iPhone 13 en septiembre de 2021, Apple agregó una nueva función al último modelo que detectaba cuándo se cambiaba la pantalla, incluidas las reparaciones de pantalla, y luego deshabilitaba la función FaceID.

    En EE. UU, las pantallas de iPhone rotas son una de las reparaciones más importantes relacionadas con este dispositivo y por lo tanto importantísimas para pequeños negocios de estas características.

    Eventualmente, Apple lanzó una actualización de software que permitió que FaceID funcionara después de una reparación de pantalla. Pero el teléfono aún advierte a los usuarios que la pantalla no es genuina a menos que usen un proveedor de reparación «autorizado por Apple».

    El negocio de la suscripción vs propiedad

    Apple no es la única empresa que impone restricciones a los productos que la gente ya ha comprado. A medida que más dispositivos en nuestras vidas funcionan con software, los fabricantes han comenzado a ejercer más control sobre sus productos, incluso después de que el cliente se los haya llevado a casa. En algunos casos, las empresas obligan a los clientes a utilizar sus servicios de reparación, desactivando el producto si intentan repararlo ellos mismos. En otros casos, las empresas requieren que las personas paguen una suscripción continua para acceder a las funciones básicas de los productos.

    Las compañías automotrices han tomado la iniciativa de impulsar esta tendencia. Mercedes-Benz y BMW llegaron a los titulares por cobrar a los usuarios tarifas mensuales por una mejor aceleración y el uso de asientos con calefacción, respectivamente.

    Dónde puede llegar

    Imagínate pagar por la preparación de tu café favorito o por la entrega recurrente de cápsulas compatibles. Pagar por tu sesión de entrenamiento en tu bicicleta estática, o por acceder a clases colectivas. ¿Y si deseas gozar de una aplicación en tu teléfono móvil que te permita de forma remota acceder/encender tu automóvil?

    Las empresas de impresoras han usado tácticas similares para que las personas se registren en suscripciones que monitorean de forma remota los niveles de tinta, pero también pueden apagar su máquina si no paga.

    En lugar de comprar un software y poseerlo de manera indefinida, ahora se están popularizando los modelos de suscripción donde pagas por el acceso al software o contenido durante un período de tiempo determinado. Esto significa que, en teoría, no puedes usar el software sin una suscripción activa. Del mismo modo, con los libros electrónicos, la música y las películas, a menudo solo tienes una licencia para acceder a ellos en determinadas plataformas o dispositivos.

    Internet de las cosas (IoT)

    Además, en el ámbito de la Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), cada vez más productos están conectados a la red y se controlan a través de servicios en la nube. Esto implica que los fabricantes pueden ejercer un mayor control sobre los productos que compras. Por ejemplo, algunos electrodomésticos inteligentes solo funcionarán si están conectados a los servidores del fabricante y, si la empresa decide descontinuar el soporte, el producto puede volverse inutilizable.

    Finalmente, los fabricantes usan la conectividad a Internet para monitorear y controlar lo que haces. Si detectan que hiciste algo que no les gusta, pueden quitar o desactivar otras funciones.

    Tesla ha sido acusada de revocar la capacidad de carga, la compatibilidad de carga rápida y otras funciones de forma remota.

    ¿Consumidores desprotegidos?. ¿Derecho de las empresas?

    Los consumidores tienen miedo de hacer cualquier cosa que desagrada a los fabricantes, sabiendo que pueden ser castigados.

    Si bien esto puede parecer descabellado, la explosión de los servicios de suscripción para productos de consumo está acercando la realidad a estas hipótesis. Se espera que el mercado mundial de suscripciones de comercio electrónico aumente de unos 73.000 millones de dólares en 2021 a unos 904.000 millones de dólares en 2026.

    Para las empresas, el atractivo de las suscripciones es bastante sencillo: un flujo constante de ingresos y mucho más dinero recaudado de sus clientes a lo largo del tiempo. Mientras que el desarrollo y mantenimiento de software viene con su propio conjunto de costes.

    Esta tendencia ha generado preocupación entre los defensores de los derechos de los consumidores y los defensores de la propiedad. Algunos argumentan que esto socava los derechos tradicionales de los consumidores y limita su control sobre los productos que compran. Por otro lado, los defensores de este cambio sostienen que los modelos de suscripción y acceso permiten a las empresas ofrecer productos y servicios más actualizados y personalizados.

    Los fabricantes también crean acuerdos de usuario densos que contienen lenguaje para evitar que los clientes “jueguen” con el producto. La mayoría de las personas se han topado con largos documentos de «Términos de uso» repletos de jerga legal que se extiende por páginas y páginas. En la mayoría de los casos, los consumidores simplemente marcan «de acuerdo» con poco o ningún conocimiento sobre lo que están firmando. Una encuesta de Deloitte de 2017 a 2000 consumidores encontró que el 91 % hace clic para aceptar los términos y condiciones sin leerlos.

    Campaña “Right to Repair”

    Nathan Proctor es el director sénior de la campaña Right to Repair del Grupo de Investigación de Interés Público de EE. UU. (PIRG).

    La posición defendida por su organización es creer en la verdad en la publicidad y legislar el derecho a la reparación.

    “Venderle algo a alguien, es vénderselo».

    «Arrendar algo a alguien, es alquílar».

    «Si se vincula las compras futuras a un «acuerdo» secreto que incorporó a la tecnología que no se conoce, eso es engañoso. Sin mencionar que retocar y arreglar son tradiciones estadounidenses. El espíritu de «si está roto, arréglalo» también tiene otros beneficios. La reparación enseña habilidades críticas, ahorra dinero a los consumidores, ayuda a reducir el desperdicio y la obsolescencia del producto. Retocar y arreglar también conduce a innovaciones de productos que pueden beneficiar a todos”.

    Además, como defensores de la propiedad, expresan que hay soluciones para proteger la propiedad.
    La primera es la legislación del derecho a la reparación.

    El derecho a la reparación requiere que los fabricantes pongan a disposición de los consumidores, en términos justos, las piezas, las herramientas y la información necesaria para realizar las reparaciones. También argumentan que esas piezas y herramientas no pueden requerir autenticación remota para funcionar. Lo que significa que ya no tendrá que pedir permiso para realizar reparaciones. En lo que va de 2023, 28 estados norteamericanos  han considerado algún tipo de legislación sobre el derecho a la reparación, y el Congreso ha celebrado múltiples audiencias sobre el tema. Las legislaturas ya han aprobado leyes en Massachusetts, Colorado y Nueva York, y apenas estamos comenzando.

    Otro paso

    Aclarar que la reparación no es un delito de derechos de autor. La Ley de Libertad para Reparar, presentada el año pasado, daría una exención amplia y permanente a las actividades de reparación bajo la ley de derechos de autor. Se supone que es una violación de las leyes antimonopolio crear un acuerdo de «vinculación» que obligue a alguien que compra un producto a comprar otros productos o servicios. Cualquiera que tenga una impresora y haya intentado encontrar tinta más barata sabe que esto no se aplica de manera efectiva.

    Por último, esgrimen que La Comisión Federal de Comercio de EE. UU. y el Departamento de Justicia de EE. UU. deben tomar medidas enérgicas contra el software integrado que obliga a los propietarios de productos a pagar tarifas mensuales para usar el hardware que poseen.

    Los reguladores también deberían tomar medidas enérgicas contra los términos legales tóxicos incluidos en los acuerdos de licencia de usuario, al igual que prohibieron ciertos términos anticonsumidores en los acuerdos de uso de tarjetas de crédito.

    En resumen, la «muerte de la propiedad» se refiere a la creciente tendencia en la cual las empresas limitan la capacidad de los consumidores para poseer físicamente los productos que compran, especialmente en el ámbito del software, el contenido digital y los dispositivos conectados a Internet. Esta evolución plantea importantes cuestiones sobre los derechos de los consumidores y el control sobre los productos que adquirimos.

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    Carlos Marfil
    CEO VIRTUAL CFO

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